Al iniciar un cruce algo deberá morir dentro de ti para poder alcanzar el otro extremo y, de esta manera, renacer en otro estado de conciencia.
Morir para el pasado, morir para el futuro, morir para los apegos, para los temores, para los juicios de valor, para el drama incesante, para las expectativas.
El extremo a tu espalda simboliza el pasado, simboliza tus ataduras (las reales y las subjetivas), el extremo delante de ti, simboliza un futuro que, no ha llegado ni tienes certeza de que llegará, pero es una posibilidad.
Los dos extremos serán unidos si paso a paso, conciente y alerta de tu respiración, de tu cuerpo, de tu balance interno y externo, son los correctos, en resumen, alcanzarás el otro extremo si eres capaz de permanecer en el momento presente, segundo a segundo, paso a paso.
El cruce es una metáfora sobre la vida y la muerte.
Acá la mente juega un papel importantísimo: “La mente es la gran asesina de lo real…”; y controlar la mente es una de las claves para acceder a esta experiencia.
Un cruce es, en esencia, un acto iniciático.
" Hay que morir , todos los días, para el pasado......", dice Krshnamurti. Si, acá, hay que morir antes de iniciar el cruce porque todo pasado, y toda expectativa del futuro, solo abona el terreno para no hacer.
Una mente que muere para el pasado es una mente jóven, que cada día aborda el hecho vivencial con una perspectiva abierta..
Dos extremos, un renacer, la re-creación.
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