jueves, 5 de julio de 2012

Una Prisión Llamada TEMOR.





El temor es, ciertamente, una prisión. Mientras estamos en nuestras zonas de comodidad, nuestras zonas de confort, no vemos la influencia que los temores tienen sobre nosotros. Me refiero a esos temores ocultos. Hay temores que viven con nosotros, aún estando en nuestras zonas de confort, son temores que en su mayoría no tienen asidero real, no tienen basamento veraz sino que son producto de nuestra ignorancia sobre determinados tópicos.

Se dice que la parada de manos de un yogui demuestra que el ha superado sus temores. Esto puede ser cierto.

El hecho es que para alcanzar cierto grado de balance en nuestra vida, deberíamos conectarnos con nuestros temores para desnudarlos y descifrarlos. Mientras estos temores están ocultos, nada podemos hacer y es solo cuando nos “aventuramos” fuera de las zonas de confort cuando estos pueden aflorar y darnos la oportunidad de entablar una suerte de relación más directa que nos permita entenderlos.

El temor, dice Krishnamurti, tiene que ver con el tiempo en tanto éste es pasado o futuro. En la medida que nuestro pensamiento fluctúa entre el pasado y del devenir, lógicamente tenemos que sentir temor. ¿Qué pasará mañana, pasado mañana, el mes entrante, dentro de un año? o no quiero que pase lo del año pasado, no quiero vivir de nuevo tal o cual experiencia.

Es entonces en el presente activo, bajo una volitiva atención plena, que podemos vivir fuera del rango de influencia de los temores subjetivos. Es en el aquí y en el ahora cuando la mente se libera de estos parásitos.

Luego, toda disciplina sea esta psicofísica, espiritual o religiosa debería, digo debería, enseñarnos a posicionarnos en el momento presente. Pero el estar en el momento presente es un acto de mente y cuerpo, no de creencias. Es decir, hay vías, métodos para entrenar y aprehender el como accionar en el momento presente, en el aquí y en el ahora, siempre a voluntad y con un novel de atención fuera de lo “normal”.

Estar y vivir en el presente no es un acto de Fé, es un método. Y cuando accionamos en este presente todo temor subjetivo se diluye, pierde su fuerza, pierde su influencia.

En el antiguo Egipto, las pruebas Iniciáticas se daban en este contexto. Es decir, las pruebas tendían que ver con vencer esos temores que existen y ante los cuales no existe otra posibilidad de estar y actuar en el momento presente para vencerlos y así superar esas pruebas. Solo aquel que superaba con éxito estas pruebas demostraba su integridad para acceder a los Pequeños y Grandes Misterios de aquella filosofía. Pruebas que ya no se realizan, debo acotar lo cual considero una gran pérdida.

Mientras no accionemos en el momento presente estaremos en una prisión, a veces muy estrecha, a veces más amplia, pero en definitiva una prisión.




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