viernes, 14 de octubre de 2011

Obstáculos en la meditación



“Dado que los obstáculos dependen de la naturaleza de cada persona presentamos, a modo de resumen, algunos de los que consideramos más frecuentes:
·                                 Impaciencia. En nuestra sociedad vivimos principalmente desde la mente, así pues esperamos que algo suceda mientras meditamos y si no es así tenemos la sensación de perder el tiempo o de no estar haciéndolo bien. Esta actitud es la que impide que meditemos porque nuestra mente está activa, buscando o esperando algo, y lo que buscamos es serenarla, reducir su actividad para abrir paso a otras expresiones de nuestro yo. Así pues seamos pacientes y tengamos en mente que sentarnos a meditar siempre es positivo y tiene un efecto sobre nosotros, aunque no seamos capaces de percibirlo
·                                 Apego a los resultados. Muchos son los que habiendo leído los beneficios que se derivan de la práctica asidua de la meditación se adentran en ella. Ahora bien, nos hemos acostumbrado a trabajar por cosas que dan resultados a corto plazo, y la meditación no da esos resultados de los que se habla en los libros a corto plazo (aunque sí otros como ya hemos comentado). El querer obtener los beneficios antes de tiempo nos lleva a la desmotivación y después al abandono. Así pues, sabiendo que la meditación da resultados desde el primer momento en que nos sentamos, no nos apeguemos a los grandes beneficios y sepamos ir valorando los “pequeños” (aunque yo no diría tan pequeños) beneficios que nos va aportando.
·                                 Falta de disciplina. En otras clases hemos comentado la importancia de crear un hábito (horarios, lugar, etc.) para que la mente identifique los patrones y se predisponga a meditar. La falta de disciplina impide que estos patrones se creen, dificultando el progreso en la meditación y minando nuestra moral, teniendo por último resultado el abandono.
·                                 No seguir la técnica. En los primeros años de meditación seguir una técnica fija para meditar nos ayuda a generar el hábito que predispondrá a nuestra mente a meditar. Así pues una vez que hemos comprendido el sentido de la técnica acojámoslo y cuando dominemos la meditación podremos prescindir por completo de él, porque aquello será en nosotros de una manera tan clara y evidente que pequeños signos nos predispondrán a tal estado.
·                                 Postura inapropiada. Para poder serenar la mente el cuerpo tiene que estar en una postura cómoda(que no haya tensiones y que podamos mantener durante largo tiempo). Además la postura ha de asegurar un correcto fluir de la energía por el cuerpo, especialmente en la columna vertebral.
·                                 Hábitos mentales y físicos. Si tenemos poca costumbre de concentrar la mente (ya sea a través de la lectura u otras actividades) nos resultará más complicado meditar. Así pues, apaguemos de vez en cuando la radio y la televisión y dejemos que la mente se relaje adentrándose con las actividades cotidianas que lo permitan (limpieza de la casa, cuidado de plantas o animales, cocinar, etc.). Las personas muy mentales encontrarán más dificultades para meditar que aquellas que tienen una conexión más fluida con su sentimiento. Una vida externa sobrecargada de movimiento físico tiende a promover una mente agitada e inestable.
A medida que nos sentamos a meditar observamos como todos estos obstáculos aparecen y, tras la toma de consciencia apropiada y la concentración correcta, desaparecen con el tiempo, haciendo de la meditación una actividad placentera y renovadora, que vitaliza nuestro ánimo y nuestras emociones positivas”.
Estando de acuerdo con la mayoría de los puntos anteriormente expuestos, desearía comentar  el segundo punto: “Apego a los resultados. Muchos son los que habiendo leído los beneficios que se derivan de la práctica asidua de la meditación se adentran en ella. Ahora bien, nos hemos acostumbrado a trabajar por cosas que dan resultados a corto plazo, y la meditación no da esos resultados de los que se habla en los libros a corto plazo (aunque sí otros como ya hemos comentado)”.
Ciertamente, uno de los signos de nuestro tiempo es, la persecución de lo inmediato, la búsqueda del resultado sin esfuerzo y de forma instantánea. Dicho esto, también existe otra cara de esta moneda y es el de la promesa de llegar a obtener, a ser, a estar para lo cual el período de tiempo es indeterminado en la mayoría de las veces.
Creo en lo evolutivo, en la progresión natural de las cosas. Pero, debo aceptar que existen caminos, unos más directos que otros, pero no por ellos más sencillos o accesibles.
En la meditación, todo depende de nuestro “esfuerzo”, si es que cabe esta palabra cuando nos referimos a meditar. Es decir, todo depende de nuestra sinceridad en la práctica, de nuestra constancia, de nuestro amor por la práctica. Pero si existe algo que desmotiva a las personas es el de no ver resultados tangibles cuando asumen una práctica de meditación.
Hasta ahora, los métodos de meditación que solemos conocer son métodos progresivos, cuyos resultados son producto del tiempo, de la práctica, de la constancia. Hay caminos, como escribí, más directos pero que no por serlo carecen de la necesidad de ser constantes, de ir de la mano con el tiempo, de una mente dispuesta a confrontar un infierno y de un corazón inmenso para amar lo que se hace.
Meditar lleva a la serenidad de la mente, a callar el diálogo interno , a estar en el presente.
La meditación describe la práctica de un estado de atención concentrada, sobre un objeto externo, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración.
La meditación se caracteriza normalmente por tener algunos de estos rasgos:
§                     Un estado de concentración sobre la realidad del momento presente
§                     Un estado experimentado cuando la mente se disuelve y es libre de sus propios pensamientos
§                     Una concentración en la cual la atención es liberada de su común actividad y focalizada en Dios (propio de las religiones teístas)
§                     Una focalización de la mente en un único objeto de percepción, como por ejemplo la respiración o una recitación de palabras constante.

La meditación no solo puede tener propósitos religiosos sino estar también enfocada al mantenimiento de la salud física o mental, e incluso propósitos de conexión cósmica para encontrar respuestas a preguntas universales que a lo largo de la Historia el ser humano ha tenido. Existe una amplia variedad de guías y enseñanzas para la meditación, que van desde las que aparecen en las religiones hasta las terapéuticas pasando por las propias ideologías de ciertos individuos. Estudios científicos han demostrado que algunas técnicas de meditación pueden ayudar a mejorar la concentración, la memoria y mejorar el sistema inmunitario y la salud en general. Pero , para muchos, la meditación es el camino para el conocimiento del mundo espiritual y requiere especiales ejercicios.

Los caminos “directos”, son poco usados puesto que implican una serie de riesgos que, muchos consideran innecesarios tomar. Aquellos que hayan leído a Carlos Castaneda, observarán en su literatura, la aplicación de un camino directo por parte de Don Juan Matus. El uso de psicotrópicos, en especial el Peyote, fue usado en Castaneda para mostrarle una realidad aparte de la que el tenía y en la cual estaba totalmente posicionado, lo cual le impedía “Ver.
No estoy de acuerdo con el uso de psicotrópicos, elemento usado en muchas culturas ancestrales y que linda con las prácticas chamánicas  y no los considero el único medio para acceder al camino directo en la meditación.
En lo personal, defiendo los caminos directos, no por la búsqueda de resultados inmediatos sino porque aún existiendo en estos métodos una progresión, una evolución, una preparación para acceder a ellos, son caminos que no dejan lugar a dudas, que no ofrecen margen de error y en los cuales, los errores, las dudas y los temores son elementos que enseñan muchísimo. En algunas  prácticas, las cuales considero propias de un camino directo, se precisa de una férrea voluntad, de un corazón firme, de una convicción inalterable y de un amor por la búsqueda sincero y honesto. La línea recta, sigue siendo el camino más corto entre dos puntos.
Un discípulo preguntó a su maestro como meditaba, a lo cual el maestro respondió: “Como cuando como, duermo cuando duermo”. ¿No es esto un camino directo?
La paradoja es que para acceder a un camino directo hace falta recorrer un largo camino.

1 comentario:

  1. A riesgo de ser criticado, expongo a su consideración este post.Con lo que creo y expreso no temo ni espero ofender. Solo pregúntese si con el método de meditación que usa obtiene resultados. Si le dicen que se aleje de los resultados y que algún día llegarán, tiene derecho a desecharlo y a buscar otro. Busque, no se conforme con sentarse y esperar que algún día eso haga efecto. No obstante si este método le sirve, siga en el y persevere en la práctica.

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